Rosetta, se despierta
Tras dos años y medio de hibernación planificada en el espacio profundo, hoy, a las 11 horas, cuatro alarmas internas han despertado de su letargo a la nave espacial Rosetta, que se encuentra a unos 810 millones de kilómetros de la Tierra. Es la distancia que ha recorrido durante la década que ha transcurrido desde que en marzo de 2004 inició en la Guayana Francesa su extraordinario viaje a bordo de un cohete Ariane 5, rumbo al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.
La sonda tardará varias horas en desperezarse y en calentarse lo suficiente como para ser capaz de comunicarse con la Tierra, una señal que esperan impacientes los ingenieros de la Agencia Espacial Europea (ESA), ansiosos por comprobar que sigue viva.
La nave espacial se preparará por fin para el gran objetivo de su misión: explorar por primera vez un cometa, unos objetos celestes en los que los científicos creen que se conserva información esencial sobre el origen de nuestro Sistema Solar. Y es que si la famosa piedra Rosetta permitió a los arqueólogos descifrar los jeroglíficos egipcios, los científicos esperan que esta sonda les ayude a esclarecer uno de los grandes misterios de la astrofísica.
«Como muy pronto recibiremos la señal hacia las 18.30 horas del lunes, aunque podría ser más tarde, porque no sabemos cuánto tiempo necesitará para calentarse, poner en funcionamiento sus instrumentos y apuntar la antena hacia la Tierra. Sabemos cómo entró en hibernación, pero no cómo va salir», admite a EL MUNDO Álvaro Giménez Cañete, director del programa científico y de exploración robótica de la ESA.